lunes, 11 de agosto de 2008

The End

Para empezar hablar de los finales tengo que hacer el esfuerzo febril de recordar como ha sido todo, cerrar la puerta de tu pasado para cruzar la meta de mi presente sin pensar jamas en un futuro impertinente y tieso. Como un explorador me dispongo a entrar en la oscura y frágil grieta de la memoria, contengo la respiracion para que el aire no se haga pesado y mi fuerza de voluntad no se vea cortada por mi inconstancia impune. Solido aprendiz de fantoche, cazador solitario de corazones virgenes, abro las ventanas de mi memoria para que la luz de un día que no es hoy ilumine sus rincones oscuros y saque a brillo todos sus infinitos recuerdos. Agujero de anécdotas trasnochadas, anécdotas marchitas, paraísos de nubes de algodón y sabanas de ceda. Callejón de mis días pasados de mis horas muertas, el respeto moribundo de entender que no quisiera llorar de nuevo las mismas cosas y el tiempo nuevo hace piso con el tiempo viejo y los olores del pasado no se oxidan de miedo. El remolino de mi memoria se funde en emociones de noches largas y días con siesta, atrapado de lo que no puedo recordar, intento comenzar por un final que no tiene principio. Tantos nombres de mujer dan el presente en una lista borrosa que se hace larga aunque solo algunos pocos brillaran por su ausencia, para no terminar sin menos que un adios hago un esfuerzo nostálgico de comenzar a escribir el final de los finales el principio del fin de un día sin mañana.
Utópico eslabón que rechaza el aprender algo nuevo y salpica de sudor a olvido de los últimos borrachos del puerto, congelado de insolación ancestral cuando hace tanto frió dentro y tanto tiempo junto a tus recuerdos que se me ha olvidado el camino de regreso, pero no preguntare nada, no haré mayores escándalos e intentare que los sentidos empapados de alcohol, abran paso y camino si es que queda posibilidad de regreso a un lugar donde nadie se acuerda ni siquiera del color de mis intenciones o el ruido peculiar de mi corazón cuando late de amor apasionado. Si no encuentro el lugar donde he dormido antes tendré que re-inventarme o dejarlo morir para que el nuevo día me de a la luz de otra larga resaca de asco social. Repugnante plaga bípeda que todo lo toca, todo lo quiere, todo lo mata, un muerto en tierras lejanas un santo de intención y lo que algunos dicen que no soy y lo que siempre digo que me pierdo. Falto de carácter inspirador intento recordarlo todo, fastidioso de mucho, agradecido de todo, con la muerte de otro dia y la oscuridad del corredor que me aleja de otro amor que no fue de un día. Azul tácito existencial, vestiduras rasgadas de tanto peregrinar de tanto amores perros, de cientos de poemas malditos, de recuerdos de amantes verdaderas que no me trae el viento en las noches de lluvia cuando huele a pañuelo, olor a despedida, olores santos.
Si empezar, he dicho tantas cosas, sin mentirte no he dicho una mentira, sin amor (lo hice tantas veces), sin dolor no existe la alegría, salto a la vida como una mariposa, me poso en la punta del crepúsculo, camino de una búsqueda templaria que hace eco en los patios del tiempo donde se encuentran tus días y mis horas. Jugo ácido de besos en tu boca que ya no llegaran en primavera, otro amor, otra calle, otras flores rojas que velan otros cuerpos que salan otros labios que matan mis poemas cargados de recuerdos. Sin hacerme preguntas, sin manchar tus caderas, sin caer por lo bajo suelto mi mano por un segundo del aire que enmarca tu figura, sirena que naufraga en mis sueños, vida que una vez fuiste mia , dejame salir de esta tormenta enamorada del mar que quiero comenzar a escribir el final y no paro de empezar y no dejo espacios para las que vendrán sin dejar de saber que los días del hoy saben tal vez al ayer menor sin futuro mayor, como los remolinos de arena en el desierto de la historia nunca escrita de mi vida, los sentimientos, mezcla de dolor y alegría, juegan a perder cuando mi imaginacion gira y gira y un final que no tiene presente desde el balcon de tus ojos solo calla y me mira.