viernes, 4 de enero de 2008

Los terceros seran los primeros

Hoy los tiempos son cortos y se vuela mucho de ciudad en ciudad buscando algo que estoy más que seguro que no vamos a encontrar en las vidrieras de las tiendas de lujo. Me doy vergüenza de pensar que el dinero puede ayudarme a ser feliz cuando tantos otros no tienen nada y lo poco que tienen es para compartir. Que clase de persona quiero ser, si solo pienso en comprarme juguetes. Y los que use en mi infancia aun siguen allí sin que nadie los juegue (pobres mis juguetes). El día menos pensado me voy de aquí al lugar donde la vida vale menos pero es valida, dejare de trabajar en beneficio a mi por conseguir la soledad que solo trae la plata. Me quiero retirar del capital y comenzar a vivir otra vida. Hacer el bien y trabajar por paz que puede ser más importante en esta vida. Vidas y más vidas porvenir condenadas a un oscuro futuro. El de guerras de miedo que no dejan reír a los niños descalzos de los terceros mundos que mueren día a día para que sigan existiendo los primeros.

Mañana sin solei

Un sol que se esfuerza por salir, pero las nubes negras matan sus ganas. Con el sueno cansado que no deja dormir me entrego en oración con plegarias a tu nombre de santa, oraciones como filas de hormigas en busca del alimento bendito de cada día. Santísima sanidad, mi reino por otra noche imaginaria con tu compañía. Tus besos de princesa que sanan las heridas de mi espalda. Ya no importan a diario los campos de batalla que me han traigo hasta tu vientre presente en las claras mañanas largas que me esperan en tu lecho. Otro nombre de mujer que se escribe en mi cama y los días como polvo se me van de las manos. El tiempo nuevo de hoy se aprisiona en los días pasados y los arboles desnudos de un invierno eterno me invitan a perderme entre tu hermosura de diosa pagana. No dejera que el miedo te aleje de mis ganas, no quiero que el olvido se apiade de tu alma y seas otro recuerdo que imagino en mis mañanas solitarias en un tren colmado de almas, cuando mi cuerpo viaja de la casa al trabajo y veo tu mirada cuando mi mente vuela y mis ojos cansados miran por la ventana. Cansados de llorar aunque no queden lágrimas. El silbato del tren marca la estación final de mi trayecto matinal. A la carga con otro día mas, con la esperanza de volver a soñarte despierto mañana a la mañana cuando un nuevo sol intente iluminar mi alma.