sábado, 3 de noviembre de 2007

Moro

Volver, sin la frente marchita y las nieves del tiempo platean mi cien, cientos de sueños y despedidas, hoy cuando el día ya ha caigo rendido por otro invierno que se avecina, días de alta oscuridad y toda la mágica luz que el norte de África me regalo. Olor a hachis, fresca menta sabor Bereber. Siempre lo queremos todo, lo que dejaré en el sur del mundo, lo que paso hace poco, lo que tengo hoy. Sábado a la noche sin planes concretos, solo montanas de recuerdos y las arenas del Sahara seguirán danzando para otros peregrinos caminantes,A estas horas las pequeñas calles de la mesquita estarán vivas de comercio Marroquí, una puesta mas de sol que me perdí. Los amores de un día, los amores de siempre Essaouira, amores de mi vida. Gente que viene mira y pasa, gente que llega se queda y se cansa. Días de hoy, días de luz. Tantas cosas por ver, tantos templos por visitar, dioses tan poca religión, costumbres Barbaras. Llegar aquí, donde alguien me espera, sigo vivo. La vida en la montana, la vida en la ciudad, la vida frente al mar o en el desierto, la vida es vida. Único regalo real del hoy, dulce o triste espera. Milagro simple de volver a ver el sol. Volver sin la frente marchita, con nuevos recuerdos de otros días de otros tiempos, viajar al pasado, encontrar lo básico, gente real. Ciudades de barro, oasis de vida. Y sin tanto formalismos, sin sabores amargos, ganas de volver a estar ahí, de pasar llegar y quedarme. Que la luz que baña esa pequeña ciudad y sus murallas de tiempo, castillos de viento. Amigos nuevos, tantas almas que buscan y que corren, que gritan en la noche afiebrados de sueños, de miedos de tiempo. Testigos que me vieron feliz, momentos que me hicieron creer. Encadenado a los recuerdos, vivo y muero en esta esclavitud social de querer mas. En el astió de otra pagina escrita cierro los ojos para enfrentarme a ese sol caer amando a un mar que siempre canta y besa las playas con sabor a sal, donde algún día reinara un desierto.

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