miércoles, 29 de agosto de 2007

Circo

Mitad de semana, ideas en fuga con valijas vacías en la estacion de las despedidas, una vieja amiga casi desconocida, un encuentro con un pasado en llamas de aquel tiempo con nombre y sin dueño. Enfoco mi mirada hacia el otro lado del mar y te pienso, te sueno, te vivo, pero cuando bajo a esta realidad delirio con tu brillo de olvido en las calles por donde pasa el colectivo que me llevara destino hacia la perdida final, donde no habrá vencedores ni vencidos.
Como un gran pez, un artista del hoy que pinta las paredes humedecidas de horas muertas. El sin amor, la ciudad prohibida. Cuatro puntos cardinales crucificados sin nombre ni vuelto. Sueños olvidados, letras colmadas de verdades y de miedos. El respeto a los cementerios. Tantas ideas y no encuentro criterio de unión para expresar este sabor a bostezo a comezón de labios, a dolor de pansa con olor a entierro. Música, nueva y bendita que rompe el silencio de esta habitación azul de techos altos. Y allí vienen, recuerdos y muchos mas recuerdos, como caballeros marchando al compás de un reloj parado a las 6. Momento de luz en los cólicos de esta marejada. Tiempos que se enfrentan a mis tiempos, cenizas de preguntas apagadas en los ceniceros de la mesa de algún bar donde ya no se puede fumar. Amigos de mis amigos que siguen haciendo amigos de otros desconocidos, mujeres que fueron tuyas, que fueron mías y que serán de algún extraño sin daños a terceros. Viajes ajenos, pasados, sonados y olvidados. Deseos sin realizar, ganas de mi, ganas de ti, ganas de nada. Todo se mezcla como un remolino que me tira para abajo, me mueve, me desconecta y me empuja de nuevo hacia las babas del maremoto de esta tempestad en el desierto. Pasajes infinitos, fragmentos archivados, manadas de canciones y sonrisas. Héroes prohibidos, recetas caceras. Y así van llegando y se juntan el odio, la ilusión, la imaginacion, el fracaso, ellos, la novedad, la comodidad, mis pecados capitales y el porvenir con sabor a misterio. Miércoles, las ideas ya no están, cansado de vagar, cierro los ojos, me hago nino de nuevo y apago las luces del circo de mi vida.

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